Una decisión forzada por las circunstancias
Microlino, el reconocido fabricante de microcoches eléctricos, se plantea seriamente trasladar su producción a China. Esta medida drástica responde a la falta de apoyo concreto por parte de las instituciones europeas, a pesar de años dedicados al desarrollo de una movilidad urbana sostenible.
El contexto del conflicto
La empresa suiza ha manifestado repetidamente la necesidad de un marco regulatorio y financiero estable para competir en igualdad de condiciones. Mientras Europa promueve discursos verdes, las ayudas concretas para fabricantes locales de vehículos eléctricos compactos brillan por su ausencia. Esta contradicción ha llevado a Microlino a considerar opciones más allá del continente.
Ventajas competitivas chinas
China ofrece un ecosistema industrial completo para la movilidad eléctrica, con cadenas de suministro consolidadas, incentivos fiscales claros y una infraestructura de carga desarrollada. Además, el mercado asiático muestra una creciente demanda por vehículos urbanos compactos, representando una oportunidad comercial significativa.
Consecuencias para Europa
Una posible deslocalización supondría un duro golpe para la industria automovilística europea especializada en movilidad sostenible. No solo se perderían puestos de trabajo cualificados, sino que Europa arriesga ceder su liderazgo tecnológico en el sector de la micromovilidad eléctrica justo cuando más necesita desarrollar su autonomía estratégica.
Futuro incierto
La situación de Microlino refleja un problema estructural: mientras las declaraciones políticas apoyan la transición ecológica, la implementación práctica deja a los innovadores europeos en desventaja frente a competidores globales mejor apoyados por sus gobiernos.