¿Tus frenos están ‘vidriados’? Síntomas, causas y cómo solucionarlo
Si has visto la reciente película Gran Turismo, quizás recuerdes una escena en la que Jann acelera en una curva y se estrella porque sus frenos estaban vitrificados. Tras una inspección más detallada, el mecánico confirmó que el joven conductor tenía razón, lo que explica por qué se pasó de la curva.
En términos simples, las pastillas de freno vitrificadas son pastillas que se han sobrecalentado y ya no funcionan correctamente. La superficie de la pastilla se vuelve lisa y no puede morder el disco como debería.
Unos frenos vitrificados pueden aumentar considerablemente tu distancia de frenado, lo que los hace bastante peligrosos (especialmente si intentas establecer un tiempo rápido por vuelta en el circuito).
¿Temes que tus pastillas de freno estén vitrificadas? Estos son algunos síntomas que sugieren que tus frenos están vitrificados y cómo puedes repararlos tú mismo.
Síntomas de pastillas de freno vitrificadas
La mayoría de los síntomas de pastillas de freno vitrificadas implican un rendimiento de frenado considerablemente reducido. Estos son algunos ejemplos específicos a los que debes prestar atención.
1) Mayor distancia de frenado

Una de las formas más sencillas de saber si tus frenos están vitrificados es notar que tus distancias de frenado son considerablemente más largas. Obviamente, esto es bastante peligroso, ya que esperas que tu coche se detenga en una cierta distancia con una presión determinada.
2) Imposibilidad de activar el ABS o de bloquear los frenos
Si tus frenos están vitrificados, puede que no tengas suficiente potencia de frenado para bloquear las ruedas o activar el ABS. Esto significa que tu vehículo ya no es capaz de utilizar todo su potencial de frenado.
3) Nuevo ruido al frenar
Los frenos vitrificados a veces producen un ruido diferente al que estás acostumbrado a oír. Esto se debe a que la superficie de la pastilla de freno ha cambiado. Si notas un cambio en el sonido de los frenos, vale la pena echar un vistazo más de cerca para ver si algo va mal.
4) Los frenos no ‘muerden’
Cuando frenas por primera vez, debes sentir la presión inicial de la pastilla de freno sobre el disco, lo que frena el vehículo inmediatamente. Si tienes que pisar con fuerza el pedal de freno antes de conseguir ralentizar el vehículo, es posible que tus pastillas estén vitrificadas.
5) Pastillas o discos de freno excesivamente lisos y brillantes

Cuando se vitrifican los frenos, las pastillas tendrán un aspecto muy liso y brillante. Por lo general, las pastillas de freno tienen un aspecto negro, como asfalto nuevo. Si miras de cerca, las pastillas de freno tienen un poco de textura.
Los discos de freno también deben tener textura y no ser completamente lisos. Los discos de freno nuevos presentan un patrón cruzado que parece un entramado mecanizado en la superficie.
Cuando usas los frenos, el patrón cruzado es reemplazado por un anillo de material de la pastilla, generalmente de color azul oscuro. Si tus discos son muy brillantes sin ningún tono azulado del material de las pastillas, es posible que hayas vitrificado los frenos.
Causas de los frenos vitrificados
1) Exceso de frenado (sin tiempo de recuperación)
La primera causa de los frenos vitrificados es simplemente un uso excesivo o incorrecto de los frenos, sin dejar que se enfríen lo suficiente entre frenada y frenada.
Tus frenos se calientan cuando los usas y necesitan tiempo para enfriarse entre cada frenada. Si frenas demasiado fuerte o con demasiada frecuencia, corres el riesgo de que los frenos se sobrecalienten.
Puedes sobrecalentar fácilmente los frenos si los mantienes presionados continuamente. Esto equivale a frenar suavemente durante un largo período, como hace alguna gente al bajar un puerto de montaña. Los frenos nunca pueden enfriarse mientras los mantienes aplicados, incluso si la frenada es suave.

Una mejor estrategia para frenar en descensos es frenar un poco más de lo necesario, luego rodar un rato hasta que empieces a ir demasiado rápido, y luego volver a frenar. Este momento de pausa durante el frenado permitirá que los frenos se enfríen mientras el coche rueda por inercia.
Si desciendes por una pendiente muy pronunciada, como la de Pike’s Peak, deberás engranar una marcha más corta. La transmisión ayudará a ralentizar el vehículo y evitará un frenado excesivo. Algunas pendientes muy empinadas pueden incluso requerir usar la primera marcha para ello.
2) Pistón de la pinza gripado
Si una de tus pinzas de freno se gripa, podrías notar vitrificación en una sola esquina del vehículo. Una pinza gripada a menudo viene acompañada de otros síntomas. Una rueda puede echar humo y es posible que huelas a frenos quemados cerca de la pinza gripada.
Ese disco también estará muy caliente. Si tienes un termómetro infrarrojo, puedes comprobar que la temperatura del disco bajo la pinza gripada es significativamente mayor que la de los otros tres.
3) Pasador de la pinza gripado
Los pasadores de la pinza permiten que una pinza flotante se deslice de adelante hacia atrás cuando aplicas y sueltas los frenos. Un pasador gripado puede provocar un contacto constante de un lado de la pastilla de freno con el disco, lo que puede causar frenos vitrificados en una esquina del vehículo.
Un pasador de pinza gripado puede presentar síntomas similares a los de un pistón de pinza gripado. Cuando un pasador se gripa, es común que una pastilla o un lado de una pastilla esté excesivamente desgastado, mientras que la otra pastilla parece estar relativamente bien.
Cómo reparar pastillas de freno vitrificadas
1) Solucionar el problema subyacente
Lo primero es determinar cómo se vitrificaron tus frenos. De lo contrario, si realizas trabajos en los frenos, corres el riesgo de que se vitrifiquen de nuevo.
Si se trata simplemente de un exceso de frenado, intenta adaptar tu estilo de conducción para dejar que los frenos se enfríen. Si tienes un problema mecánico, como una pinza gripada, reemplaza el o los componentes defectuosos antes de intentar arreglar las pastillas y los discos.
2) Lijar los discos y las pastillas de freno
Lijar las pastillas y los discos de freno es una forma sencilla de eliminar la capa vitrificada superficial sin tener que reemplazar los frenos por completo. Este método es especialmente útil si tus pastillas y discos de freno son relativamente nuevos.
Una buena regla general es reemplazar las pastillas de freno en cuanto su grosor sea inferior al de la placa de soporte (ignorando los indicadores de desgaste que puedan tener).
Si al lijar las pastillas ves que están un poco finas, simplemente sustitúyelas. No es necesario alargar la vida útil de los componentes de frenado y arriesgarse a tener un accidente. Las pastillas de freno son bastante económicas.
3) Asentar los frenos de nuevo
Después de lijar o reemplazar las pastillas y los discos de freno, deberás asentar los frenos para asegurarte de que haya una capa uniforme de material de la pastilla alrededor de los discos. Sigue las instrucciones del fabricante de las pastillas de freno para asentarlos correctamente.
4) Reemplazar las pastillas y los discos de freno
A veces, los frenos pueden seguir dañados incluso después del lijado. Si sigues notando un mal rendimiento de frenado después de intentar eliminar el vitrificado tú mismo, reemplaza las pastillas y los discos de freno.