El robo de cables de carga: un problema en alza
El aumento del parque de vehículos eléctricos ha traído consigo un desafío inesperado: el robo de cables de carga. Este delito, aunque aún no masivo, crece y causa importantes molestias y gastos a los usuarios. Los cables, con sus valiosos metales en su interior y su alto coste de reposición, son un blanco tentador para los ladrones, tanto en estaciones públicas como en cargadores privados.
Soluciones para los conductores de vehículos eléctricos
La prevención es la mejor arma. Para cargas en casa, se recomienda almacenar el cable en el maletero o en un espacio cerrado cuando no se use. En ubicaciones públicas, optar por puntos de recarga bien iluminados y con cierta afluencia puede disuadir a los potenciales ladrones. Existen en el mercado sistemas de bloqueo integrados en algunos vehículos que anclan físicamente el cable al puerto de carga, imposibilitando su extracción sin desbloquear primero el coche.
Medidas técnicas para operadores y fabricantes
Por parte de la industria, la innovación es clave. Algunas estaciones de carga están incorporando mecanismos de retracción automática del cable, que lo mantienen bajo custodia cuando no está en uso. El desarrollo de sistemas de vigilancia integrados en los puntos de recarga y la fabricación de cables con materiales menos atractivos para su reventa son otras líneas de trabajo. La estandarización de sistemas de bloqueo seguros entre el cable y el vehículo sería un avance significativo.
Combatir este fenómeno requiere un enfoque combinado: concienciación por parte de los usuarios, inversión en tecnología por parte de las empresas y, en algunos casos, una mayor presencia disuasoria en zonas de riesgo. La protección de los cables es esencial para garantizar una experiencia de movilidad eléctrica sin contratiempos.