El ocaso de los motores térmicos en Noruega
Noruega consolida su posición como el laboratorio global de la movilidad eléctrica. Los últimos datos oficiales, correspondientes a noviembre de 2025, pintan un panorama irreversible: más del 97% de los coches nuevos matriculados en el país nórdico fueron vehículos 100% eléctricos. Esta cifra récord reduce la participación de los motores de combustión—gasolina, diésel e incluso híbridos no recargables—a un nicho marginal, casi testimonial.
Una transición impulsada por políticas audaces
Este éxito no es fruto de la casualidad, sino el resultado de una estrategia estatal coherente y a largo plazo. Noruega ha implementado un paquete de incentivos considerado el más agresivo del mundo, que incluye exenciones fiscales sustanciales, peajes y aparcamientos gratuitos, y acceso a carriles especiales para vehículos eléctricos. El objetivo gubernamental es claro: que todos los coches nuevos vendidos a partir de 2025 sean de cero emisiones.
Impacto más allá del mercado automovilístico
La revolución eléctrica noruega está teniendo un efecto dominó. Por un lado, ha acelerado la inversión masiva en infraestructura de carga, con una de las redes per cápita más densas de Europa. Por otro, presiona a los fabricantes de automóviles para que prioricen el suministro de modelos eléctricos en el mercado noruego, sirviendo como banco de pruebas para nuevas tecnologías. Este entorno favorable ha logrado vencer las principales barreras de los compradores: el precio inicial alto y la ansiedad por la autonomía.
El caso noruego demuestra que la transición hacia un parque móvil totalmente eléctrico es técnicamente viable y socialmente aceptada cuando existe voluntad política y un marco de incentivos bien diseñado. Mientras muchos países debaten plazos, Noruega los está cumpliendo, mostrando el camino hacia un futuro sin emisiones del transporte privado.