La búsqueda de justicia entre sus dos hambrientos pilotos es, en el mejor de los casos, desordenada. En la Fórmula 1, a pesar de todas sus ecuaciones y puntos de datos, las variables desconocidas a menudo superan a las certezas. Un aguacero a mitad de carrera, una falla técnica o, como le sucedió a Lando Norris este domingo en Monza, una pistola de rueda defectuosa: todas son situaciones impredecibles que complican la búsqueda de equidad.
La polémica orden de equipo del Gran Premio de Italia
Al final de la carrera, las dos flechas papaya entraron a boxes para cambiar a neumáticos nuevos. Oscar Piastri, líder del campeonato, se detiene en 1,9 segundos. Pero para Norris, un problema con la pistola de la rueda izquierda convierte la parada en interminables 5,9 segundos. Mientras el australiano queda en segunda posición, un claro mensaje de radio llega: «Oscar, es un poco como Hungría el año pasado. Entramos en ese orden por razones de equipo. Deja pasar a Lando, luego podrás competir». Piastri obedece de inmediato, cediendo la posición a su compañero.
El dilema recurrente de McLaren en 2024
El equipo británico navega en aguas turbulentas desde el inicio de la temporada, dividido entre dos pilotos de élite que compiten por el mismo título. El año pasado, las «reglas papaya» a menudo parecían favorecer a Norris en su lucha contra Max Verstappen. McLaren había prometido que 2025 sería diferente, con expectativas claras. Sin embargo, la realidad del terreno y la necesidad de decisiones rápidas han hecho resurgir los debates del año pasado, como en Silverstone, donde a Piastri se le negó un intercambio de posiciones.
Una decisión que divide: ¿equidad o manipulación?
Mientras la batalla por el título se intensifica –Piastri superaba a Norris por 34 puntos antes de Monza– las órdenes de equipo se vuelven más controvertidas. Norris aseguró que este procedimiento había sido discutido y era «lo más justo». Piastri, aunque obedeció, cuestionó la lógica: «Habíamos dicho que una parada lenta era parte de la carrera». Incluso Verstappen, ganador de la prueba, se burló: «¿Solo porque tuvo una parada lenta?»
El impacto en el espectáculo y la ética deportiva
Más allá del dilema interno, esta práctica abre un peligroso ciclo de «reequilibrios» y arriesga alterar la experiencia de los aficionados. Como resumió el comentarista David Coulthard: «Como aficionados, no queremos sentir que hay una manipulación más allá de los dioses normales de la carrera». Los espectadores quieren estrategia, pero también una carrera orgánica, disputada con dureza y merecida.
La solución: ¿consistencia o dejar hacer?
La respuesta al rompecabezas de McLaren quizás reside en la consistencia, una cualidad que el equipo ha mostrado en la pista este año, pero aún no en la radio durante las tomas de decisiones relámpago. La lección de Monza podría ser permitir una carrera menos «fabricada». Ya sea que el equipo elija intervenir o callar en el futuro, está definiendo lo que significa la justicia en la F1: en el amor, la guerra y la lucha por el título, todo vale.