Industria europea defiende el fin del motor térmico en 2035

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Un frente industrial inesperado apoya la electrificación

Mientras algunos grandes fabricantes de automóviles piden revisar la normativa, una amplia coalición de casi 200 empresas y organizaciones europeas ha alzado la voz para defender la transición. Este grupo, mayoritariamente compuesto por actores de la cadena de valor del vehículo eléctrico, insta a las instituciones de la UE a mantener la fecha límite de 2035 para la venta de coches nuevos con motor de combustión.

La certidumbre regulatoria como motor de inversión

El argumento central de esta coalición es económico e industrial. Subrayan que la ambición climática de la UE es una oportunidad estratégica para el continente. Mantener el objetivo de 2035 proporciona la certidumbre regulatoria necesaria para que las empresas sigan invirtiendo miles de millones en innovación, fábricas de baterías y desarrollo de infraestructura de recarga. Cualquier dilación o cambio de rumbo, advierten, pondría en riesgo estas inversiones y la competitividad futura de Europa frente a otras regiones.

Respuesta a las presiones por flexibilidad

Esta movilización surge como respuesta directa a las presiones de algunos sectores de la automoción tradicional que solicitan más flexibilidad, posiblemente abriendo la puerta a combustibles sintéticos o híbridos más allá de 2035. La coalición defiende que el camino hacia la electrificación es irreversible y que desdibujar el objetivo final solo generaría confusión en el mercado y ralentizaría el despliegue de infraestructura crítica.

El ecosistema eléctrico toma la palabra

La diversidad de firmantes es significativa: desde productores de energía renovable y fabricantes de componentes hasta empresas de carga y startups de movilidad. Esto demuestra que ya existe un sólido ecosistema industrial europeo creado en torno al vehículo eléctrico, cuyo crecimiento depende de un marco regulatorio claro y ambicioso. Su mensaje conjunto es que la transición no es solo una obligación climática, sino la base de la soberanía industrial y tecnológica de Europa.

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