“Este coche nunca dará una vuelta al Nürburgring en menos de siete minutos”, murmuró un periodista durante la presentación del Ford Mustang GTD 2025 en Detroit. Se equivocaban.
Este Mustang GTD, nacido del deseo del CEO Jim Farley y Bill Ford de crear una versión de carretera del GT3 de competición, es un arma de circuito legal. Equipado con aerodinámica activa, suspensión revolucionaria y motor sobrealimentado, está listo para ganar.

Un Mustang con esteroides
Con 81,7 pulgadas de ancho, el GTD es seis pulgadas más ancho que un Mustang estándar. Luce un enorme alerón trasero con sistema DRS, alerones elevados y neumáticos Michelin Pilot Sport Cup 2R de 325/30 delante y 345/30 detrás, entre los más anchos en producción.


Un V8 especial y rendimiento brutal
Bajo el capó late un V8 5.2L sobrealimentado que desarrolla 815 caballos y 615 lb-pie de par, acoplado a una transmisión de doble embrague Tremec de 8 velocidades. Se estima que acelera de 0 a 100 km/h en 2,8 segundos, con una velocidad máxima de 325 km/h.

Nacida para el circuito
Al volante, el GTD se comporta como ningún otro Mustang. La dirección es precisa e inmediata, la frenada la aseguran enormes discos de carbono cerámico Brembo, y el chasis inspira una confianza absoluta, incluso a alta velocidad.


Legal en carretera, pero ¿a qué precio?
En carretera, el GTD es extremadamente ruidoso y poco práctico. El consumo muestra 9,4 mpg (aprox. 25 L/100km). Su precio base es de 325.000 dólares, pero la versión completa con el paquete Performance cuesta mucho más, situándolo en competencia directa con Porsche 911 GT3 RS y McLaren.

Veredicto
Ford cumplió su promesa: crear un Mustang de clase mundial capaz de competir con los mejores en el circuito. El GTD es una máquina especial, brutal y eficaz, que ha silenciado a los críticos. Demuestra que un hipopótamo puede bailar.