Si eres un aficionado a los coches deportivos y estás buscando tu primer vehículo deportivo, seguramente te has topado con la temida expresión “sobreviraje repentino”. Existe otra forma más precisa de describirlo: “cuestión de habilidad”.
La oscura leyenda de los coches de tracción trasera
El “sobreviraje repentino” suele asociarse con modelos de circuito o coches clásicos con chasis nerviosos, evocando imágenes de máquinas ingobernables diseñadas en el límite de la estabilidad que giran tan pronto como un conductor dominguero se acerca a sus límites. Esta reputación le valió a los primeros Porsche 911 el apodo de “asesino de médicos” y generó teorías sobre el Carrera GT.
No hace falta gastar una fortuna para enfrentarse a esto. Por ejemplo, el Honda S2000 CR tiene una reputación similar como coche caprichoso. Diseñado para circuito, esta versión recibió mejoras para hacerlo más rápido y reactivo en manos de pilotos talentosos. Algunos entusiastas incluso lo consideran una “máquina de crear viudas”.
La conclusión de los expertos
Pero esta es la verdad: el “sobreviraje repentino” es un mito. Entonces, ¿qué elemento común hace que tantos conductores hagan girar estos coches? Según Nick Romano, piloto de carreras e instructor de conducción, la respuesta se resume en dos palabras: cuestión de habilidad.
“Demasiada gente solo quiere tomar un curso de control de vehículos después de una experiencia aterradora con un S2000”, explica Romano. “Se apresuran a culpar la corta distancia entre ejes del Honda o su motor delantero-central.”
La verdadera causa: Sobreviraje por levantamiento
El verdadero culpable no es el coche, sino la acción del conductor: el sobreviraje por levantamiento (sobreviraje al soltar el acelerador). Este fenómeno ocurre cuando el conductor levanta el pie del acelerador en medio de una curva, transfiriendo peso al eje delantero y desestabilizando la parte trasera del vehículo.
“Mis acciones le indicaron al coche que hiciera eso”, afirma Romano después de hacer girar el Honda en el circuito de pruebas. Demuestra su punto repitiendo la misma maniobra con un enfoque más suave y refinado. ¿El truco? Modular suavemente el acelerador. Con un poco de delicadeza, la parte trasera del CR se mantiene perfectamente en línea.
Dominando el sobreviraje
Incluso con las mejores intenciones, el sobreviraje puede ser inevitable. Pero no es violento ni impredecible. Manteniendo la concentración y movimientos suaves, se puede controlar y corregir. Romano demuestra esto manteniendo una aceleración constante y usando contravolante cuando las ruedas traseras empiezan a derrapar, devolviendo el coche a su trayectoria.
“Ya sea ajustando gradualmente el equilibrio del coche con el acelerador o corrigiendo más activamente con contravolante, el resultado es el mismo”, dice. “Sigo avanzando en la dirección prevista.”
¿Y los coches con motor central?
¿Qué pasa con coches como el Toyota MR2, que tienen el motor detrás de los asientos? Romano explica que los coches con más peso en la parte trasera ciertamente tienen más inercia al deslizarse. Esto podría requerir correcciones más rápidas o amplias, pero no hay nada inherentemente ingobernable en su diseño básico.
“El coche siempre hará exactamente lo que le indiques”, concluye Romano. “Y siempre que sepas lo que estás pidiendo, podrás recuperarlo.”
Si sueñas con un coche deportivo de mala reputación, recuerda esto: el “sobreviraje repentino” es simplemente sobreviraje inesperado. Corrige el punto débil -el conductor- y estarás preparado para disfrutar plenamente de cualquier mecanismo.