A pesar del intenso debate en torno a la autopista A69, el gobierno francés no parece dispuesto a cambiar su política de ordenación del territorio. Actualmente se están debatiendo dos nuevos proyectos de autopista, igualmente controvertidos. Uno de ellos está bastante avanzado en su desarrollo, lo que augura nuevos conflictos entre promotores, gobierno y opositores ecologistas.
¿Cuáles son estos dos nuevos proyectos de autopista?
Aunque los detalles precisos y el trazado final aún no se han confirmado oficialmente, los proyectos en estudio se inscriben en la línea de grandes infraestructuras destinadas a abrir determinadas zonas y facilitar la circulación de camiones de mercancías. La perspectiva de que estas obras se materialicen reaviva inmediatamente el debate entre la necesidad económica declarada y las exigencias de protección del medio ambiente.
Primer proyecto ya muy avanzado
Según la información disponible, uno de los dos proyectos ya ha superado varias fases preparatorias importantes y es más concreto que el otro. Este avance sugiere una fuerte voluntad política de llevar el proyecto a buen puerto, a pesar de los obstáculos previstos.
¿Por qué son controvertidos estos proyectos?
Los motivos de controversia son múltiples y reiteran los debates tradicionales sobre la artificialización de los suelos. Los opositores señalan los devastadores impactos medioambientales: destrucción de ecosistemas, fragmentación de hábitats naturales y aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero. Además, en un momento en el que se denuncian el cambio climático y la necesaria transición ecológica, se cuestiona la verdadera utilidad de estas infraestructuras, que fomentan el cambio hacia modos de transporte menos contaminantes, como el ferrocarril.
Un contexto sociopolítico tenso
Un contexto sociopolítico tenso
El recuerdo de los importantes movimientos de protesta en torno a proyectos como la A69, Notre-Dame-des-Landes o Sivens crea un terreno social inflamable. La desconfianza hacia los grandes proyectos de desarrollo es fuerte, y los nuevos anuncios se perciben como una provocación para algunos, que prometen nuevas oleadas de protesta y desobediencia civil.
La cuestión central es si el gobierno podrá imponer su visión del desarrollo económico o si la presión ciudadana y las cuestiones medioambientales conseguirán paralizar estos dos nuevos proyectos de autopista.

