Los gastos invisibles de la movilidad eléctrica
La transición hacia vehículos eléctricos en flotas empresariales enfrenta obstáculos financieros menos evidentes. Aunque prometen ahorros en combustible y mantenimiento, análisis detallados revelan incrementos presupuestarios en componentes que afectan la rentabilidad inmediata.
Desgaste acelerado de neumáticos
El peso adicional de las baterías y el par motor instantáneo provocan un desgaste hasta un 30% más rápido en los neumáticos. Este fenómeno obliga a sustituciones más frecuentes, generando un costo recurrente no siempre contemplado en las proyecciones iniciales.
Infraestructura de carga interna
Las empresas deben realizar inversiones significativas en electrolineras privadas, modificaciones eléctricas en garajes y sistemas de gestión de carga. Estos gastos de capital inicial impactan directamente en los presupuestos de operación.
Seguros y primas especializadas
Las pólizas para vehículos eléctricos suelen incluir recargos por el alto valor de los componentes tecnológicos y los costes de reparación especializada. Los gestores de flotas reportan incrementos promedio del 15-25% en sus primas anuales.
Formación de conductores y técnicos
La reconversión del personal requiere programas de capacitación en manejo eficiente y mantenimiento básico de sistemas de alta tensión. Estas formaciones representan inversiones temporales y económicas adicionales.
Estrategias para optimizar costes
Ante estos desafíos, los gestores implementan análisis de ciclo de vida completo, negociación de contratos de mantenimiento predictivo y programas de uso eficiente de baterías. La planificación meticulosa sigue siendo clave para maximizar el retorno de inversión en movilidad eléctrica.