Un olor sulfuroso o a huevos podridos indica un exceso de subproductos dejados por una combustión defectuosa. La eliminación del olor requiere el reemplazo de piezas.
A nadie le gusta la presencia persistente de un olor desagradable o particularmente fuerte. Cuando conduces, oler un aroma intenso como el del azufre – o “huevos podridos” – suele ser un indicador de un problema grave.
El olor proviene de la pequeña cantidad de sulfuro de hidrógeno o azufre en el combustible. El sulfuro de hidrógeno normalmente se convierte en dióxido de azufre inodoro. Sin embargo, cuando un componente se rompe en el combustible o el sistema de escape del vehículo, puede inhibir este proceso y crear un olor.
Los subproductos y depósitos que causan el olor son dejados por la combustión incompleta de la gasolina quemada y pueden atribuirse a múltiples fallos del sistema. Si el olor ocurre solo brevemente después de usar el motor a altas revoluciones, no hay un problema grave que temer. Sin embargo, un olor persistente a azufre debe investigarse. Aquí hay 3 razones por las que tu coche huele a azufre.
1. Convertidor catalítico roto
El culpable más probable de un olor a huevo podrido, el catalizador es parte del sistema de emisiones del vehículo. Cuando la gasolina llega al convertidor catalítico, este transforma los rastros de sulfuro de hidrógeno en dióxido de azufre inodoro. Está diseñado para reducir las emisiones nocivas “convirtiendo” los gases de escape, como el sulfuro de hidrógeno, en gases inofensivos. Un convertidor catalítico roto o atascado no puede procesar correctamente los gases de azufre y hará que tu coche huela a huevos podridos.
Si tu catalizador es la causa del olor, necesitas un nuevo catalizador. Si tu convertidor es inspeccionado y no muestra signos de daño físico, otro componente del vehículo causó su fallo y debe repararse.
2. Sensor de presión de combustible defectuoso o filtro de combustible desgastado
El sensor de presión de combustible regula el uso de combustible en un vehículo. Si un regulador de presión de combustible falla, termina obstruyendo el convertidor catalítico con demasiado aceite. Demasiado aceite impide que el convertidor procese todos los subproductos de escape, que luego salen del vehículo por el tubo de escape y producen un olor a huevo podrido. Una cantidad excesiva de subproductos también puede acumularse en el convertidor catalítico y provocar su sobrecalentamiento, contribuyendo también al olor.
En este caso, un problema del regulador de presión de combustible puede resolverse reemplazando el regulador o el filtro de combustible. Un filtro de combustible desgastado conlleva los mismos problemas causados por un mal sensor de presión de combustible – una afluencia de depósitos de azufre quemado en el convertidor catalítico.
3. Líquido de transmisión viejo
Si has omitido demasiados lavados de transmisión, el líquido puede comenzar a filtrarse en otros sistemas y liberar un olor a huevo podrido. Generalmente, esto solo ocurre en coches manuales; cambiar el líquido de transmisión como sugiere el fabricante de tu coche a menudo puede resolver el problema. Cualquier fuga que haya aparecido también deberá corregirse.
Eliminación del olor a huevo podrido
La mejor manera de eliminar el olor a huevos podridos de tu coche es reemplazar la pieza defectuosa que causa el olor. Puede ser un convertidor catalítico, un regulador de presión de combustible, un filtro de combustible o incluso un líquido de transmisión viejo. Una vez reemplazada la pieza adecuada, el olor debería desaparecer.
Es importante notar todos los olores desagradables o malos que rodean tu vehículo. Además de los olores sulfurosos, los olores a humo o a quemado pueden indicar problemas graves como un motor sobrecalentado, una fuga de líquido o pastillas de freno desgastadas. Siempre busca el consejo de un mecánico experto en lo que respecta al diagnóstico y reparación de componentes del vehículo.