¿Qué significa realmente “turbo” en un coche?
Cuando ves un automóvil anunciado como “turbocomprimido”, existe una sensación general de que se trata de un motor más potente capaz de prestaciones superiores. Sin embargo, es posible que no sepas exactamente cómo consigue realizar esta magia.
Cómo funciona un turbocompresor
En un motor de combustión interna estándar, el flujo de aire es en realidad el factor más crítico para el rendimiento del motor. Normalmente, en un motor en funcionamiento, es el movimiento descendente de los pistones lo que aspira aire hacia los cilindros. Este aire se mezcla con combustible y el vapor combinado se enciende para crear energía. Cuando pisas el acelerador, en realidad no estás bombeando combustible líquido al motor, sino aspirando más aire, que a su vez arrastra más combustible vaporizado para generar potencia.
Un turbocompresor es un dispositivo mecánico accionado por los gases de escape que aumenta la potencia del motor forzando la entrada de más aire en el motor. Utiliza un par de piezas moldeadas en forma de ventilador montadas sobre un eje común. Una (llamada turbina) está conectada al escape, mientras que la otra (el compresor) está conectada a la admisión del motor. El flujo de escape hace girar la turbina, lo que a su vez hace girar el compresor. El compresor se encarga de insuflar aire al motor a un ritmo mayor del que este podría aspirar por sí solo. Este mayor volumen de aire puede mezclarse con una mayor cantidad de combustible, incrementando así la potencia de salida.
Para que el turbocompresor funcione correctamente, debe haber suficiente presión en el escape para hacer girar las turbinas. Esto solo ocurre cuando el régimen del motor alcanza entre 2000 y 3000 revoluciones por minuto (RPM). Este intervalo de tiempo, mientras el motor alcanza las revoluciones necesarias, se conoce como retardo del turbo o turbo lag. Una vez que el turbo “entra en acción”, ¡prepárate! El resultado suele ser una fuerte embestida de potencia, a veces acompañada por un silbido similar al de un turboreactor.
¿Qué coches utilizan turbocompresores?
En el pasado, los turbocompresores se utilizaban solo en coches deportivos para darles un impulso adicional. Pero desde que los gobiernos impusieron normas de eficiencia de combustible más estrictas, muchos fabricantes de automóviles están recurriendo a motores pequeños turbocomprimidos para reemplazar a motores más grandes y menos eficientes. Un turbocompresor permite que un motor pequeño produzca la potencia de uno grande cuando se necesita, pero cuando la demanda es baja (como al circular por autopista), el motor más pequeño consume menos combustible. Tradicionalmente, los motores turbocomprimidos requerían combustible de alto octanaje, por lo que muchos de estos motores turbo eficientes utilizan la inyección directa de combustible, lo que permite el uso de gasolina de 95 octanos. Recuerda que tu consumo de combustible variará según tus hábitos de conducción: si pisas mucho el acelerador, un motor pequeño turbocomprimido consumirá tanto combustible como uno grande.
La mayoría de los motores diésel utilizan turbocompresores. El diésel es potente a bajas revoluciones pero carece de potencia a regímenes más altos; los turbocompresores proporcionan a los motores diésel una curva de potencia amplia y plana que los hace más adecuados para turismos. A diferencia de los motores de gasolina, el diésel suele ser más eficiente en combustible cuando está equipado con un turbocompresor.
Turbocompresores vs. Compresores Mecánicos (Superchargers)
Un dispositivo similar se conoce como compresor mecánico o supercharger. En lugar de utilizar una turbina accionada por los gases de escape, el compresor mecánico es accionado directamente por el motor, generalmente mediante una correa, y a veces mediante engranajes. Los compresores mecánicos tienen la ventaja de eliminar el retardo del turbo, pero requieren una cantidad significativa de potencia del motor para girar, por lo que no siempre producen las mismas ganancias netas de potencia que un turbocompresor. Los superchargers se utilizan a menudo en automóviles de arrancones (drag racers), que necesitan generar mucha potencia a bajas revoluciones. El fabricante de automóviles sueco Volvo combina la sobrealimentación mecánica y la turbocompresión en su motor Drive-E.